En la primera parte de El Secreto de la América Aborigen, Noticias y comentarios arqueológicos (1919), el profesor Roberto Rengifo consignó la existencia de la primigenia civilización andina que había sido el centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente, marchando de sur a norte hasta México, y, progresando en lenguas y cultura con la distancia y los siglos. Y más abajo: El arte de navegar es innegable en esta región y también lo es y lo fue en la de Chiloé [en la Patagonia], facilitado en gran parte por la corriente de Humboldt en su avance de sur a norte. De este modo la misma emigración chilena, puede haber alcanzado en los más primitivos tiempos, las dos costas de Norteamérica y haberla poblado.
Esta fundamental concepción basada en la tradición aborigen y en los vestigios arqueológicos estudiados por el profesor Rengifo, se corrobora por medio de la toponimia, de los ancestrales símbolos sagrados –como la estrella de Venus, el tetraskélion y el “signo escalonado”–, las representaciones de los dioses, el disco calendárico –sea el kultrún o el Ollin Tonatiuhtlan (“Sol de Movimiento”)– y las construcciones megalítico-astronómicas. Junto a estos campos, un elemento muy significativo se observa en la ‘marca’ de la epífisis cerebral o “Glándula Pineal” –el Ajna Chakra de la tradición brahmanista-hinduista– de las poblaciones dolicocéfalas de patagones y de mayas.
Phenomena Magazine. La investigación científica de lo inexplicable. Año X. Número 71. Buenos Aires, Julio de 2023.