Muchas de las claves de la vasta tradición indogermana se descubren en el continente que hoy se denomina «América del Sur». Una prueba de estas claves se relaciona con el Árbol Sacro de los germanos, el Irminsul-Yggdrasil, el Weltbaum o Árbol del Mundo que sostiene los cielos y que ha sido usualmente representado como un poste con dos volutas, ramas o brazos. De modo significativo, este mismo símbolo se encuentra entre los lituche-araucanos –los verdaderos mapuche u “hombres de la tierra”– de Chile y en Mesoamérica donde es reconocido como el Árbol-Eje del mundo que sostiene el firmamento y que es resguardado por los poderosos dioses b’aah kab’ quienes “sujetan las cuatro esquinas del cielo”.
¿Cómo se puede explicar la similitud en las formas y especialmente el significado en el Chili Mapu, el Anáhuac y Germania? ¿Coincidencia? ¿Influencia? ¿Cuál fue el origen? ¿Hubo remotas conexiones? Contrariamente a las presunciones historiográficas –la llamada “historia oficial”–, la respuesta es evidente: Hubo una antiquísima raíz común que resuena por doquier en la historia primigenia.
Aún más: Un relato mítico de los jurúna –cuyo nombre verdadero es yudjá– de la cuenca del río Xingú en Brasil, hace referencia a un poste bifurcado, símbolo del Axis mundi, que al ser derribado ocasionará el “fin del mundo” o la próxima Gran Catástrofe.
Este “fin del mundo” es el Götterdämmerung, el “Crepúsculo de los Dioses”, de los aesir –los “hijos del firmamento”–, la Gran Catástrofe que asoló a la Tierra desde la asimilación de la Luna Terciaria, hasta su despedazamiento ocurrido hace 580.000 años aproximadamente siguiendo los postulados de la Cosmogonía Glacial y que significó extensos movimientos transcontinentales después de la estabilización del nivel de las aguas y de las condiciones geo-atmosféricas del nuevo eje terrestre.
Además de este símbolo se constata en la relación de los jurúna/yudjá a Sinna, el “antepasado felino”, semejante al Löwenmensch u “Hombre-León” de la cueva de Hohlenstein-Stadel en el valle de Lone, Baden-Wurttemberg, en Alemania.
La tradición de los hombres-felinos o leontocéfalos se halla en los antiguos templos y portales de las tradiciones del mundo subterráneo –la Tierra Hueca– a escala global.
Phenomena Magazine. La investigación científica de lo inexplicable. Año XI. Número 78. Buenos Aires, Febrero de 2024.